


La Internet le dice adiós
a la tinta y el papel
Por Germán Uribe
Tenemos que reconocer que frente al inevitable futuro exitoso del libro digital, quienes amamos del maravilloso mundo bibliográfico aquellos irresistibles encantos de la tinta y el papel, nos llenaremos de razones para la inquietud y la nostalgia, y para reclamar como insustituible aquellas características sensoriales que han hecho del libro impreso el más íntimo y personal de los goces intelectuales.
Hace poco leía a Enrique Vila-Matas discerniendo respecto de este tema y terminé realmente seducido cuando el español refería los sobresaltos que le causó al novelista John Updike la lectura de un ensayo de Kevin Kelly, uno de los más encumbrados personajes de la cibercultura, una especie de gurú “cibertecnólogo” a quien ya se considera un émulo adelantado de Gates y Negroponte. Y es que la reacción de Updike narrada por Vila-Matas tenía méritos para justificarse cuando se enfrenta a la afirmación de que se llegará más pronto de lo esperado a una “digitalización de todo el saber escrito” y a la “desaparición de los autores en aras de un único libro universal, de un flujo de palabras prácticamente infinito” lo que se alcanzará, naturalmente, a través de la Internet.
Pero veamos: si el anunciado final del libro impreso ya provoca en el lector tradicional, más que extrañeza, rechazo, ¿qué decir del escritor que ve en este vértigo una especie de atentado al objetivo y la naturaleza de su trabajo?
Pero al parecer, el rumbo está definido y la suerte de la “tinta y el papel” ya está echada. No habrá alegato que logre distraer su penoso destino, ni clarividente o profeta que pueda precaver su supervivencia. El funeral ha iniciado su marcha, y de nada vale que quienes conservamos nuestra fidelidad a las hojas impresas, protestemos y rabiemos en medio de la desesperanza.
Las librerías, con sus coloridos anaqueles, terminarán resignándose mientras se desvanecen en medio de una soledad inmerecida. Mañana, sus clientes, sin salir de su casa, y probablemente sin costo alguno, verán a través del monitor de sus computadores cómo desfila el conocimiento universal, sus libros preferidos, sus diarios y revistas de interés, las fotografía, la cartografía, los museos y, en fin, la cultura universal totalizada y, por qué no, el mundo todo, ahora sí, definitivamente globalizado.
Y hay más. La educación. ¿Terminarán las escuelas y colegios, y la misma universidad reducidas al pequeño espacio de una pantalla? Eso que llamamos educación a distancia y a lo que la radio, el correo y la misma televisión comenzaban a rendir culto, ¿vendrá en pocos años a ser cosa del pasado? ¿Se harán en adelante las carreras universitarias desde la comodidad e inmediatez de un escritorio?
Y aunque todo ello desalienta nuestro romanticismo de lectores y escritores, nada nos aconseja acercarnos a una rebelión inútil.
El argentino Andrés Neuman insiste en que la lectura carnal y la virtual no se oponen, mientras el ecuatoriano Leonardo Valencia le daba ventaja al “lector-nauta” en tanto que le permite, como sujeto interactivo, reescribir lo ya escrito.
¿Pero es que quién iba a imaginar hace apenas quince o veinte años que la imprenta del genio de Maguncia llegara algún día a su fin y se convirtiera de repente, después de varios siglos, en una curiosa antigüedad?
Hace poco se divulgó profusamente una referencia a este tema bajo el título de "Los libros de papel, tienen los días contados", en donde el fundador de Amazon, Jeff Bezos, abordaba el tópico con contundentes argumentaciones difíciles de refutar.
El precipitado desarrollo tecnológico y su aterrador apremio no le piden permiso a nadie, ni están en disposición de contemporizar o conciliar con nuestros antojos y añoranzas. Continúan su avance impetuoso rebasándonos constantemente con el argumento, imposible de rebatir, de que todo será en beneficio del hombre, por lo que, de una vez por todas, debemos ir pensando en trasladarnos a vivir la mayor parte del tiempo sentados en nuestro escritorio entre las teclas y la pantalla de este alucinante computador que, tanto usted como yo, amigo lector, tenemos ahora frente a nuestra ojos.
Así, pues, los procedimientos hipertextuales, los libros, la educación y la cultura en el espacio virtual, ya no tienen reversa.
La imprenta a través de los años ha evolucionado progresivamente, esto se debe a su responsabilidad de responder a la necesidad del hombre de plasmar sus ideas, pensamientos y sucesos para trascender en la historia y su importancia como elemento comunicativo en el mundo actual regido no solo por la comunicación masiva, sino por la tecnología, que hoy por hoy es un tema que nos incumbe a todos y en todos los campos profesionales.
La invesion de la imprenta se remonta a Babilonia, donde se utilizaba las piedras para sellar como sustituto de firma o como símbolo religioso. En este método primitivo de imprimir del hombre se puede observar la necesidad del hombre de plasmar o marcar de alguna manera algún significado, icono o idea para que mas adelante tuviera importancia.
Tiempo después, en el año 868, Wang Chieh, en China se utilizo bloques de madera , en los que se tallaban a mano, en relieve e invertidos, se entintaban con pintura de agua, y se colocaba el papel encima del bloque y finalmente se translada la tinta a un pergamino. Hacia el siglo XV en Europa se realizaba un procedimiento similar, con la diferencia que se utilizaban con tinta elaboradas a base de aceite y las prensas tenian el valor agregado de que utilizaban la fundicion, para que la presion sobre el papel fuera constante, esta tecnica permitio la obtencion de letras con dimensiones precisas. Es en ese momento cuando la imprenta cobra un valor masivo, la figura de Martin Lutero y sureforma dependian enteramente de la prenta y flujo de panfletos.
El descubrimiento de la imprenta basada en el empleo de caracteres móviles, a cargo de Johannes Gutenberg en Alemania a finales de la edad media, transformó la sociedad humana y abrió una nueva era del conocimiento al conservar el pensamiento escrito o la imagen y difundirlo en numerosos ejemplares, volviendo la comunicación más masiva, poniéndola así al alcance de un numeroso público. Este publico en su mayoría era analfabeta y no tenían acceso a la información de libros sagrados y manuscritos, solo unos pocos (sacerdotes, clero, monjes, las altas mandos religiosos, etc.) podían acceder y estudiar estos libros. Con la aparición de la imprenta el conocimiento dejo de ser exclusivo.
Por esta misma época la invención de la tinta en china, favoreció el auge de la imprenta y por su puesto la información masiva , esto acelero el crecimiento y expansión de las culturas al transmitir conocimiento masivamente, es así que entre 1450 y 1500 llega la imprenta a Italia, por ejemplo la primera imprenta se fundo en Venecia en 1463 y se imprimen mas que todo libros profanos de autores clásicos griegos y romanos, historias de escritores laicos italianos y descubrimientos científicos de eruditos. la imprenta también llega a México, convirtiéndose en el primer país americano en tener este gran invento.
Al haber progreso se incremento la alfabetización, la curiosidad e interés por la investigación del hombre renacentista, el poder adquisitivo, avances de ciencia y conocimiento (aparición de la industria del papel – aleaciones de metales que permitieron encontrar formulas adecuadas para la fabricación de instrumentos para impresión) por medio de la experimentación. Todo esto favoreció la aparición y auge de la imprenta.